Nuestra salud se sustenta en tres principios fundamentales que intervienen directamente y de forma determinante en el buen funcionamiento de nuestro organismo.
- Ejercicio y actividad física
- Descanso y la higiene de sueño
- Alimentación sana y equilibrio nutricional
Ejercicio y actividad física
El ejercicio no debe enfocarse únicamente para responder a una serie de modelos de imagen corporal y estética, sino hacia el bienestar y la salud a través de la mejora en la movilidad, la potencia, la flexibilidad y la elasticidad.
“No hay vida sana sin ejercicio”. La actividad física es fundamental para mantenerse saludable.
“El deporte es el método para poner más vida en los años y más años en la vida” (Dr. Cooper, autor del test de Cooper).
Descanso y horas de sueño
Después de la actividad física diaria el cuerpo necesita su merecido descanso. Debemos asegurar a nuestro organismo las suficientes horas de sueño para su perfecta recuperación.
Equilibrio nutricional
La alimentación debe vertebrarse de tal forma que mantenga la salud de nuestro cuerpo, cubriendo sus necesidades para permitirnos realizar todas nuestras actividades funcionales.
Como nuestras necesidades son muy complejas (hidratación, energía, vitaminas, minerales y oligoelementos, fibra, etc…) la alimentación debe ser equilibrada y lo más variada posible, pero respetando las cantidades adecuadas.
Para asegurar el equilibrio nutricional es recomendable que las comidas que se realizan a lo largo del día contengan todos los grupos alimenticios. Predominando los alimentos de alto valor nutricional.
Desde el punto de vista deportivo, es muy importante afrontar la actividad física en un estado nutricional óptimo, es decir, con las reservas de energía necesarias para el entrenamiento. El adecuado equilibrio de glucógeno, vitaminas, sales minerales y electrolitos.