Los ladrones de energía generan un repentino incremento de la energía instantánea, pero se produce un bajón posterior del nivel de glucosa.
Todo aquel que hace deporte debiera saber que hay nutrientes que producen un repentino incremento de la energía instantánea. Algunos son alimentos muy procesados (con un índice glucémico alto) que se degradan de forma rápida y son muy accesibles a las enzimas digestivas, vertiéndose con facilidad en el torrente sanguíneo.
Pero los efectos de su arranque energético son engañosos, porque elevan la adrenalina y se produce un bajón posterior del nivel de glucosa que puede producir mareos, nauseas, descoordinación, agotamiento, etc… Es la hipoglucemia, la temida “pájara” del argot ciclista.
La mayoría de los productos de esta lista forman parte de la cúspide de la pirámide alimenticia, deberían evitarse y sustituirse por otros alimentos con mayor valor biológico y nutricional.
Alcohol
El alcohol es un enemigo natural del deportista. No solo proporciona muchas calorías, sino que para transformarse en toda esta energía, necesita mucha agua y deshidrata el organismo, además bloquea la absorción de minerales esenciales y las vitaminas vitaminas B1, B12, B5, el ácido fólico y las vitaminas, A, D, E, y K.
El alcohol también puede afectar a los índices de testosterona y hormona de crecimiento que queman grasas y construyen los músculos. Además, abre el apetito, con lo que se desaconseja sistemáticamente en todas las dietas.
Las colas, el café y el té *(1)
Estimulan el metabolismo rápidamente, pero luego se produce un bajón que puede dejar el organismo en un nivel más bajo que el original.
La bollería y repostería industrial
Se desaconseja sobre todo si está preparada con grasas trans (grasas insaturadas parcial o totalmente hidrogenadas).
Los néctares de frutas y refrescos comerciales llevan casi siempre gran cantidad de azúcares refinados de asimilación rápida y las bebidas carbonatadas suelen llevar fosfatos que interfieren en la absorción del calcio.
Los productos aditivos, colorantes y conservantes.
Los alimentos precocinados, enlatados y las salsas preparadas
También son desaconsejables, es preferible prescindir de ellos siempre que nos sea posible.
Hidratos de carbono simples
Azúcar, melaza, edulcorantes artificiales, donuts, caramelos, galletas, bombones, dulces, golosinas y chuches en general.
Los embutidos, fiambres, salchichas y ahumados.
Las carnes y lácteos ricos en grasas
Sustituirlos por carnes magras y lácteos desnatados con las mismas propiedades pero mucho más sanos
Los rebozados y fritos
En general proporcionan hasta un 30% más de calorías sin ninguna contrapartida nutricional.
*(1) Algunos profesionales recomiendan el uso de este tipo de estimulantes porque afirman que, sobre todo en ejercicio aeróbico, hacen retrasar la fatiga.